Sangre, dados y fútbol americano

Blood Bowl 2

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19 noviembre, 2015

Reconozco que jamás me han gustado mucho los dos elementos que conforman la saga ‘Blood Bowl’. El universo que rodea Warhammer me parece atractivo, particular y, según qué razas, bonito, pero mi medidor de frikismo sólo estalló con las partidas a Magic: The Gathering, y más allá de eso no llegué a involucrarme dentro de ese campo. Por otro lado, del fútbol americano he oído hablar desde siempre, e incluso me ha llegado a interesar, pero los partidos se me hacen toscos y pesados y, al final, en lo único que me acabo fijando es en las rastas de Richard Sherman en vez de en el resultado y las estrategias empleadas. Con ‘Blood Bowl’ me pasa totalmente lo contrario respecto a los dos elementos que lo forman, y resulta sorprendente, siendo francos. Su frenetismo, unido a la inmensidad de acciones que pueden suceder en una partida, hacen que tanto mi pasión por el fútbol americano como por Warhammer haga el intento de resucitar, pero luego recuerdo el pasado y todo se va al traste.

El año pasado experimenté lo que era una partida del popular “deporte” basado en el universo de Warhammer con su primera parte, y no tardó en engancharme por tres virtudes: su infinidad de estrategias, la variedad de roles a tomar con los equipos, y la brutalidad de sus combates. Me podía pasar unas horas al día sumergido en la inmensidad de su océano repleto de planes, tomando el café con una buena dosis de dientes voladores o ver el césped tornarse de un color rojo más propio de las películas slasher que de un deporte como lo conocemos hoy en día. Esta segunda parte del popular juego llega con novedades de distinta índole, pero principalmente sus cambios toman más notabilidad en el apartado gráfico, la inteligencia artificial y, mínimamente, también en la estabilidad para el modo multijugador, lo cual es de agradecer infinitamente.

Blood Bowl 2

Todos aquellos que no conozcan la jugabilidad de ‘Blood Bowl’ tendrán la oportunidad de hacerse con el control rápidamente debido a una campaña que, en principio, sirve de guía, y a medida que avanza empieza a complicarse, eso sí, sin llegar al extremo de hacernos sudar la gota gorda y tener que pedir una bebida energética para despertar de nuestro atontado estado. La mecánica del juego se basa en mover a nuestros jugadores por el campo y llegar al otro extremo controlado por el enemigo, con el balón en las manos para hacer un touchdown. Hasta aquí, todo bebe de las reglas básicas del fútbol americano: recorrido de yardas, disputas brutales por el balón y, por qué no, un tercer tiempo donde emborracharnos a cervezas con el equipo contrario como en la vida real. Los aspectos en los que ‘Blood Bowl’ cambia esta similitud tan obvia son el azar que reside en las tiradas que nos toquen —pudiendo incluso provocar nuestro derribo, y por ende la pérdida de turno—, las luchas encarnizadas a muerte (literalmente) y las dificultades que se nos ponen por delante al tratarse de un juego por turnos —especial dedicatoria a mi primera partida, que perdí por no llegar a tiempo a hacer un touchdown por un turno—.

‘Blood Bowl 2’ consigue que tanto los jugadores habituales de Warhammer como los fanáticos del fútbol americano convivan en un universo donde todo vale

Estos aspectos hacen que tanto los jugadores habituales de Warhammer como los fanáticos del fútbol americano convivan en un universo donde todo vale, nada es penalizable y la única meta es ganar y llegar vivo a casa. Los amantes de Warhammer tendrán que seguir midiendo bien los pasos que dan en el campo de batalla, y los del fútbol americano deberán combatir con fiereza una victoria creyéndose el mismísimo Tom Brady en un partido de los Patriots.

Blood Bowl 2 - refereeComentaba anteriormente una lista de novedades no muy extensa, y una de ellas pasa por el clarísimo recorte de razas con respecto a la primera entrega de la saga. Por lo visto, han decidido usar la cortadora de césped para algo más que el campo de batalla, y eso ha traído las suposiciones a los usuarios, haciéndoles creer que los DLC se sucederán uno detrás de otro con la esperanza de llegar a completar un número más aceptable en la plantilla. Como medida resulta cuanto menos sorpresiva tratándose de un juego que aspira a triunfar más de lo que lo consiguió con su primera entrega, que planea llegar a más público y que ese público disfrute de un buen videojuego con un margen de variación considerable. Es más, si el usuario que prueba la saga por primera vez viene del universo Warhammer, está claro que se sentirá decepcionado al darse cuenta de la cantidad de razas que faltan.

Si en anteriores líneas hablábamos de esa novedad negativa, contra la cual poco se puede luchar, en estas líneas queda reflejada mi inmensa alegría al comprobar la mejora en el aspecto de la inteligencia artificial. No fueron pocos los partidos aburridos, soporíferos, sin chispa ni gracia ninguna a los que me tuve que enfrentar en la primera entrega; entendía que la máquina planeaba dejarme aprender tranquilo en un nivel normal, y aun aumentando la dificultad no parecía cambiar esa actitud hacia mi persona. Este toqueteo bastante efectivo que nos ofrecen en ‘Blood Bowl 2’ nos pone en aprietos cuando tenemos un nivel de dificultad considerablemente alto, donde deberemos comportarnos como auténticas máquinas de la estrategia para buscar huecos en sus líneas e intentar derrotar (o matar, por qué no) al enemigo. Dicha dificultad ayuda al jugador más novato a prepararse para las batallas que disputaremos online, y al más veterano le servirá como desconexión y para jugar sin ningún tipo de presión que le haga perder los estribos y varias muelas en alguna carga.

Blood Bowl 2 - downtouch

La sensación que me causa por dentro ‘Blood Bowl 2’ tras unas horas en la que nos hemos conocido mejor, es la de una versión mejorada de aquello que me ofrecieron hace un tiempo pero que sigue trayendo ecos de una vieja voz. Les ha faltado arriesgarse, ser un juego más ambicioso y con más novedades, con mucha más garra de la que ya muestra, dado que aquellas novedades que nos han incluído o no han sido del todo buenas o han sido simplemente en el terreno de la jugabilidad más interna. Me resulta como aquella exnovia que te encuentras por la calle sin avisar, la saludas y reconoces en ella un look distinto pero una forma de pensar igual o muy parecida a la de otros tiempos; por supuesto, esto no es ni mucho menos malo, pero tampoco del todo bueno. Yo sólo espero que en futuras ocasiones pueda disfrutar de una esencia mucho más arriesgada de un juego que es perfecto para pasar la tarde entre cerveza, café, sangre, vísceras y fútbol americano en dosis industriales. Además, no nos vamos a engañar: es mucho más divertido repartir sopapos a diestro y siniestro que recibirlos en la vida real jugando al fútbol americano.

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